Continuando en esto del Arte, pretendo, así como lo hice en Aspasia, la necesaria reivindicación de la mujer, e insisto en mi última obra “Los senos en el arte y en la historia” rescatar a la misma de este patriarcado represivo, supremacista, misógino y excluyente, y como todos los caminos hacia ese objetivo y lucha en proceso son, deben ser valiosos y valorados, se busca visibilizar que la lucha está presente, que no está concluida y que debe continuar.
En esa apreciación, esto es “dar valor” de la mujer, debemos iniciar por un origen, que en absoluto es digno de ninguna mención, pero que como real, no puede ignorarse, sino por el contrario destacarlo para visualizar la lucha existente.
La Mujer, partiendo de lo que, en este Mundo Occidental y cristiano, se la tiene creada por La Palabra de Dios y como “una ayuda adecuada” al varón y a su servicio, lo que la historia de la humanidad ha verificado en una consideración de objeto, lo sea de adorno o lujo, de producción y trabajo y de uso sexual, y ello atendiendo al escalón en el que se la ubica.
Así, y siempre dependiendo del varón, en un androcentrismo, ubicándolo en la centralidad, la mujer puede, en su dura realidad, ocupar, según se le indique su lugar, tal como con claridad total lo expresa Mado Martínez, en un reciente libro “Putas, brujas y locas”
“Si nacía en el seno de una familia rica, un animal de lujo; si en una familia de clase media, un animal de compañía; y si en una familia pobre, un animal de carga” pero siempre, un objeto, un animal, carente de toda identidad propia.
Continua esta escritora “Educadas para obedecer a los padres y luego ser buenas esposas”
Esta obra mencionada lo es sobre mujeres que desafiaron a la sociedad y a sus estrictas convenciones, y sobre el mismo trasfondo que otras del mismo estilo, “Monjas, putas y locas” en una colección de poemas de Fátima Frutos.
La mujer en el Arte.
En el Arte la situación de la mujer no ha sido muy distinta, y siempre menoscabada y no reconocida ni con oportunidades.
El papel que tradicionalmente ha tenido la mujer en el arte ha sido el de ser la Modelo, Musa o Prostituta del artista, así Friné como la bella modelo y amante de Praxíteles, y como un objeto de adorno de sus genios, como los casos de Picasso y Dalí.
Las artistas han sido censuradas, ignoradas e invisivilizadas a lo largo de la historia y siempre negándoseles toda inserción y hasta la necesaria educación, y en su caso admitidas para temas secundarios, dejando los relatos épicos, mitológicos y bíblicos a pintores masculinos, y son pocas las que lograron abrirse camino y sobresalir, como los casos de Artemisia, y el muy especial de James Barry, que debió hacerse pasar por varón para poder entrar al ejército y desarrollarse como pintora, y no es porque haya habido menos artistas femeninas, sino que lo patriarcal no las dejaba sobresalir ni esencialmente existir.
Podemos ahora agregar a mujeres artistas que lograron triunfar a pesar de la sociedad, y muchas veces contra una sociedad que las negaba e invisivilizaba.
Entre muchas, podemos citar a la pintora italiana, considerada la primera mujer pintora de éxito del Renacimiento, Sofonisba Anguissola (1.535 – 1.625), pintora de la corte del rey Felipe II, destacándose entre sus obras La dama del armiño (1.570)

La crítica especializada considera a esta obra, “Autorretrato con caballete” (1.556) como una gran obra que “pasó desapecibida” y simplemente por ser de una artista mujer.
Puede observarse que se muestra a la propia artista en su autorretrato con una mirada firme y sostenida que le da su fuerza y valor dirigida al propio espectador.
La pintora francesa Elisabeth Louise Vigée Le Brun (1.775 – 1.842), que fue retratista oficial de María Antonieta, y que, tras la Revolución, debió huir de Francia, para no seguir los pasos del sabio Lavoisier, el considerado “padre de la química” quien fue guillotinado un 8 de mayo bajo la excusa que “La Revolución no necesita científicos”

Esta obra pude apreciarla personalmente en la Galería Uffizi.
Entre otras artistas, pueden mencionarse a:
Lavina Fontana (1.552 – 1.614) pintora italiana del Barroco y Maninerismo. Pintora oficial del papa Clemente VIII, destacándose entre sus obras Minerva vistiéndose y Cristo con los símbolos de la pasión.
Al igual que Artemisia, pudo acceder a la pintura gracias a sus padres, igualmente pintores, lo que le facilitaba su ingreso y desarrollo.
Barbara Longhi (1.552 – 1.638) pintora italiana renacentista, especializada en la temática religiosa.
Judith Leyster, (1.510 – 1.579) pintora belga, artista miniaturista, pintora real del rey Enrique VIII, con obras como los retratos de Isabel I y de María Tudor.
Levina Teerlianc, (1.609 – 1.660) pintora holandesa del Barroco, con pinturas de género, y con la particularidad, no muy extraña que toda su obra le era atribuida como original de su marido.
Clara Peeters, (1.580 – 1.636) pintora belga, sobre naturaleza muerta, e hija y nieta de pintores.
Rosalba Carrera, (1.675 – 1.757) pintora italiana del Rococó, destacándose en retratos miniaturas, con el uso de pintura al pastel, llegando a ser admitida en la Academia de Arte de Bolonia.
Sobre la invaloración de la artista mujer.
No es novedad, no lo fue nunca, y así fue por siglos y no solo a las artistas femeninas, sino en general respecto de la totalidad de las mujeres en todo aspecto.
Los siglos pasaron y se fue manteniendo la misma infravalorización la que se inició con aquella invisivilización, y ahora ya, desde el siglo XX y en el actual XXI más allá de las grandes grandilocuencias de pregonar la igualdad por los sectores que mantienen su hegemonía patriarcal, lo cierto es que la infravalorización sigue vigente, algo atenuada pero no vencida. Sea en lo laboral, sea en lo artístico, sea en Hollywood o en cualquier ámbito, esa desigualdad es evidente.
Así como les fue difícil a las artistas abrirse paso, igualmente se hace la diferencia, siempre esa sectorización de lo diferente como algo minusválido, y en este caso, practico y concreto en lo que hace al valor, esto es el precio, más allá que Machado decía que “Es necio confundir Valor y Precio” lo cierto que una obra pictórica, una obra artística tiene actualmente un valor menor que si la obra lo es de un artista masculino.
Recientemente una obra de Frida Kalo ha sido considerada la que ha conseguido el mejor precio de una de sus obras, muy por debajo de las obras masculinas.
