11 – Sabías también que..

Hace un buen tiempo, 2.013, prepare este artículo sobre nuestro comprovinciano, el que hoy reproduzco.

Ante un nuevo aniversario del natalicio de nuestro mayor comprovinciano, Domingo Faustino Sarmiento, que mejor que mostrar del mismo algunas otras verdades que son malintencionadamente ocultas en un interés de hacer de él una fría figura de mármol, aséptica y deshumanizada.

Sarmiento fue un Todo, fue nacional y profundamente antinacional.

Nuestro propósito, que no pretende generar ninguna controversia, es mostrar, es exponer sobre algunos aspectos de Sarmiento. Es, si se quiere, exhibir un lado oculto de Sarmiento, un lado realmente existente de este, el considerado un gran prohombre de la patria, y como nuestro mayor comprovinciano, y que, por los intereses que movieron la construcción mediática histórica del personaje, fueron deliberadamente dejados de lado.

Entendemos que el hombre lo es en su integridad, y que Sarmiento fue un todo, que comprendía sus partes, por lo que, ante el ocultamiento de parte de su identidad, es que nos proponemos su exposición, sin ningún ánimo denigratorio, simplemente de tenerlo fuera de esa frialdad y leyenda infantil con el que ha sido interesadamente cubierto.

Ni ángeles ni demonios, simplemente hombres fueron los hombres de nuestro pasado, y Sarmiento no fue la excepción.

Para el historiador Pacho O’DonnellSarmiento es un personaje de intensos claroscuros” y, del mismo, la historia oficial “ha privilegiado y difundido” el mostrar “sus aspectos más positivos” y coincidente con el autor citado es que entendemos “quizás sea la oportunidad de hablar de los aspectos menos loables.

Creemos saber mucho de Sarmiento, y es lo que nos muestra, lo que llamamos, la Historia Oficial para quien es “el estadista más grande que dio la Argentina” y que se ha encargado de hacernos conocer toda esa rica historia del Maestro de América, aunque, el propio Sarmiento reconoce en 1.884 que solo fue maestro de escuela  “En Santa Rosa de Chile fui real maestro de escuela, no habiéndolo sido antes ni después”, del incansable fundador de escuelas, sobre lo que reconoce en carta a M. Mann, del 15 de mayo de 1.866 que “en Buenos Aires solo logre fundar dos escuelas.

La historia Oficial nos habla del niño que nunca falto a clases, y el propio Sarmiento en “Mi defensa” (1.843) admite que su comportamiento y conducta escolar ““era abominablemente mala, tenia notas de policía, había llegado tarde, me escabullía sin licencia y otra diabluras con que me desquitaba del aburrimiento.

Nunca nos develó el misterio de su nombre, realmente Faustino Valentín Quiroga Sarmiento. Lo de Quiroga, quizás para no relacionarlo con ser pariente de Facundo, y lo de Faustino Valentín cambiado por Domingo Faustino, sin que, ni siquiera, se haya esclarecido.

La verdad es que llamado Valentín y siendo sus padres devotos de Santo Domingo, su madre lo llamó Domingo Faustino, erradicando el Valentín.

Su leyenda nos habla de su “Las ideas no se matan” en realidad a los que se matan son a los negros, “felizmente las continuas guerras han exterminado a la parte masculina” los gauchos, “esa chusma de haraganes” y los indios. “esos indios piojosos.

Sabemos de Sarmiento su Facundo, y su clásica “Civilización y Barbarie” ubicando la Civilización en Europa y la Barbarie en América, por lo que era necesario despoblar lo nativo para importar lo extranjero, generando así un proyecto de país en donde civilizar era destruir, desnacionalizar, en concreto, aniquilar al indio, al negro y al gaucho, erradicar costumbres, historias y leyendas propias e importar todo extranjero, y si hubiera sido posible, también su idioma.

Sarmiento soñaba con hacer un país nuevo, de la nada, y desde la nada a través del exterminio, y soñaba con importar la población desde Europa o desde Norteamérica. Era Pro británico, Pro francés y Pro norteamericano, y renegaba de todo lo español por barbarie.

En sus discursos en 1.866 y 1.868 lanzó una propuesta de colonizar algunas provincias argentinas, entre ellas, San Juan y las tierras chaqueñas en donde propiciaba la inmigración estadounidense.

“una colonia yanqui en San Juan y otra en el Chaco hasta convertirse en colonias norteamericanas de habla inglesa porque EE.UU. es el único país culto que existe sobre la tierra. España, en cambio, es inculta y bárbara. En trescientos años no ha habido en ella un hombre que piense. Europa ha concluido su misión en la historia de la humanidad.”

Llegó al extremo absurdo de propiciar, para poblar el país, la importación de prisioneros franceses, los que no obstante ser delincuentes, eran franceses.

Para Sarmiento la Barbarie era lo nacional, lo americano, los indios, sobre quienes imploraba su exterminio:

“¿Lograremos exterminar a los indios?”

“Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar.”

“Esa canalla no son más que unos indios asquerosos a quienes mandaría colgar.”

Con el siguiente pensamiento, expuesto en su carta a Mitre del 2 de febrero de1.867, bien pudo haber sido inspirador intelectual de la última dictadura militar.

“se les debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño, que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado”

Sobre los indios guaraníes del Paraguay se expresaba:


indios salvajes, en ellos se perpetua la barbarie primitiva y colonial. Son unos perros ignorantes

En el diario El Nacional del 12 de diciembre de 1.877, escribe:

“Era necesario purgar la tierra de toda esa excrecencia humana, raza perdida de cuyo contagio hay que librarse”

En su Facundo expresa igualmente su odio hacia los negros a los que asociaba con “la tiranía de Rosas” como “sirvientes y esclavos

Respecto de los gauchos y de sus genuinos representantes, sus caudillos, no guardó agravio al colocarlos como el enemigo principal de la Civilización y esencia de la Barbarie.

Desde aquella frase conocida, en su carta a Mitre del 20 de septiembre de 1.861, como en su artículo, ya citado, de El Nacional, expresaba:

“No trate de economizar sangre de gauchos, es lo único que tienen de humano. Este es un abono que es preciso hacer útil al país” son “una chusma de haraganes” son “animales bípedos de tan perversa condición que no se que se obtenga de tratarlos mejor”

Los pobres, mendigos, huérfanos y desclasados no quedaban fuera de la óptica insensible de Sarmiento quien mostraba un alma deshumanizada, fría, imperturbable, insensible al extremo de dejarlos morir, según se desprende de su discurso en el Senado de Buenos Aires un 13 de septiembre de 1.859

“Si los pobres de los hospitales, de los asilos de mendigos y de las casas de huérfanos se han de morir, que se mueran: porque el Estado no tiene caridad, no tiene alma. El mendigo es un insecto, como la hormiga. Recoge los desperdicios. De manera que es útil sin necesidad de que se le dé dinero.”

“¿Qué importa que el Estado deje morir al que no puede vivir por sus defectos?”

“Los huérfanos son los últimos seres de la sociedad, hijos de padres viciosos, no se les debe dar más que de comer”

Su insensibilidad social se manifiesta igualmente en su concepto de la huelga sosteniendo en El Nacional del 14 de septiembre de 1.878 que:

Las huelgas son invenciones de los ociosos que buscan motivos de alarmar.

Para Sarmiento los caudillos eran la viva representación de la Barbarie y por tanto debían ser exterminados, y dedicó toda su vida en llevar, por si o por otros, esa idea y hacerla realidad.

Sobre José Gervasio Artigas lo define, en “Conflictos y Armonías de las razas de América” como “cruel, bárbaro y sanguinario, cuatrero y salteador, monstruo endurecido, animal de rapiña, bestia, animal feroz

Sobre Urquiza, con quien, como “Boletinero” del Ejército Grande” derrocaron a Rosas, aliándose al extranjero en contra de su país, le escribe a Mitre: “Urquiza debe desaparecer, cueste lo que cueste, Southampton (es decir el exilio) o la horca

De nuestro comprovinciano, el General Nazario Benavidez, impulsó su asesinato en El Nacional del 23 de octubre de 1.958: “La muerte del gobernador Nazario Benavidez, es acción santa sobre un notorio malvado. Dios sea loado

Igualmente instigo el asesinato del gobernador José Antonio Virasoro de San Juan, expresando: “San Juan tenía derecho a deshacerse de su tirano.”

Sobre el Chacho Peñaloza, su asesinato y degüello, en otra de sus cartas (10/01/63) a Mitre, sostiene: “He aplaudido la medida, precisamente por su forma. Sin cortarle la cabeza a aquel invertebrado pícaro y ponerla a la expectación, las chusmas no se habrían aquietado en seis meses.

Siguiendo el consejo de su comprovinciano Salvador María del Carril, que instigo el asesinato de Manuel Dorrego por el general Lavalle, Sarmiento era partidario de una política de terror y de aniquilamiento de los enemigos, y así lo expresa en sus cartas de 1.840:

“Es preciso emplear el terror para triunfar. Debe darse muerte a todos los prisioneros y a todos los enemigos. Todos los medios de obrar son buenos y deben emplearse sin vacilación alguna, imitando a los jacobinos de la época de Robespierre.”

Ratifica su posicionamiento de violencia y aniquilamiento en una carta del 12 de abril de 1.873, al general Arredondo:

“Córteles la cabeza y déjelas de muestra en el camino”.

El general Mitre, en 1.852, corrobora que se había fijado ese método de violencia como una política de Estado:

“Hemos jurado con Sarmiento que ni uno solo ha de quedar vivo”.

Sobre Rosas, por una parte, lo define y caracteriza, en su “Facundo” como el “Tirano sangriento

“un ser de falso, corazón, helado, espíritu calculador … Tirano sin rival hoy en la tierra … una aberración, una monstruosidad … el caníbal de Buenos Aires … el azote del verdugo … monstruo sediento de sangre y de crímenes ,… Rosas tirano semibárbaro …. Degüella, castra, descuartiza a sus enemigos para acabar de un solo golpe … el execrable Nerón, el tirano brutal …. ¡la sangre derramada ahogue al tirano! … Rosas este genio maldito … el monstruo … horrible monstruo … un forajido, un furioso, un loco frenético …”

No obstante lo expresado, no deja de reconocer en confesión ante Adolfo Saldias, y ante José María Ramos Mejía, sus mentiras.

 “Jovencito, no tome como oro de buena ley todo lo que he escrito contra Rosas. Era nuestro enemigo político.”

“Prevendríamos al joven autor que no reciba como moneda de buena ley todas las acusaciones que se han hecho a Rosas en aquellos tiempos de combate y de lucha, por el interés de las doctrinas científicas que explicarían los hechos verdaderos.”

Sarmiento en su “Bosquejo de Biografía de Don Dalmacio Vélez Sarsfield“, llega a reconocer en Rosas un genuino representante popular.

“Rosas era un republicano que ponía en juego todos los artificios del sistema popular representativo.”

“Era la expresión de la voluntad del pueblo, y en verdad que las actas de elección así lo demuestran.”

“No se tiene aún noticia de ciudadano alguno que no fuese a votar.”

“Debo decirlo en obsequio de la verdad histórica, nunca hubo un gobierno más popular y deseado ni más sostenido por la opinión que el de Don Juan Manuel de Rosas.”

“Nunca aspiró a ser monarca.”

“No todo era terror, no todo era superchería. Grandes y poderosos ejércitos lo sirvieron años y años impagos.”

“Grandes y notables capitalistas lo apoyaron y sostuvieron. Abogados de nota tuvo en los profesores patentados del derecho. Entusiasmo, verdadero entusiasmo, era el de millares de hombres que lo proclamaban el Grande Americano.”

Eso si, no pudo aceptar de buena gana que el Libertador General San Martín le hablara bien del “Tirano Rosas” y ante ello, vio a un San Martín anciano, senil, de ideas perturbadas, como desprestigiando al Libertador en su reconocimiento sobre Rosas.

“veía fantasmas de extranjeros y todas sus ideas se confundían.”

Sarmiento, en 1.845, dialogando, en Grand Bourg, con San Martín y mostrándose contrario a Rosas, fue interrumpido por el Libertador:

“Ese tirano de Rosas que los unitarios odian tanto, no debe ser tan malo como lo pintan cuando en un pueblo tan viril se puede sostener veinte años … me inclino a creer que exageran un poco y que sus enemigos lo pintan mas arbitrario de lo que es … y si todos ellos y lo mejor del país, como ustedes dicen, no logran desmoronar a tan mal gobierno, es porque la mayoría convencida está de la necesidad de un gobierno fuerte y de mano firme, para que no vuelvan las bochornosas escenas del año 20 ni que cualquier comandante de cualquier batallón se levante a fusilar por su orden al Gobernador del Estado.”

Sarmiento molesto ante la posición del Libertador, defendiendo la gestión de Rosas en su enfrentamiento con los unitarios y los exiliados en alianza con las potencias de Inglaterra y Francia. Dice sobre San Martín:

 “…San Martín, el ariete desmontado ya que sirvió a la destrucción de los españoles; hombre de una pieza; anciano batido y ajado por las revoluciones americanas ve en Rosas el defensor de la independencia amenazada y su ánimo noble se exalta y ofusca…fastidiado estoy de los grandes hombres que he visto”

“Aquella inteligencia tan clara en otro tiempo, declina ahora; aquellos ojos tan penetrantes que de una mirada forjaban una página de la historia, estaban ahora turbios y allá en la lejana tierra veía fantasmas extranjeros, todas sus ideas se confundían, los españoles y las potencias extranjeras, la Patria, aquella Patria antigua, la estatua de piedra del antiguo héroe de la independencia, parecía enderezarse sobre el sarcófago para defender la América amenazada.”

Despotricaba contra todos y no se quedaron atrás sus epítetos racistas en contra de los judíos y gitanos.

“El pueblo judío esparcido por toda la tierra, ejerciendo y acumulando millones, rechazando la patria en que nacen y mueren. Ahora mismo, en la bárbara Rusia, como en la ilustrada Prusia, se levanta el grito de repulsión contra este pueblo que se cree escogido y carece del sentimiento humano, de amor al prójimo, de amor a la tierra, del culto del heroísmo, de la virtud, de los grandes hechos, donde quiera que se produzcan. ¡Fuera la raza semítica!”

“¿O no tenemos derecho, como un alemán, ni cualquiera, un polaco, para hacer salir a estos gitanos bohemios que han hecho del mundo una patria?”

Sarmiento era extranjerizante, no se sentía argentino. Si argentino era esa “chusma” de “negros” “gauchos” “caudillos” e “indios piojosos” él no podía ser argentino. Mostraba un fuerte resentimiento nacional, y, en El Heraldo Argentino, periódico chileno que funda en Santiago, se había autodefinido como “ex argentino” escribiendo sobre su nacionalidad perdida ya

Sarmiento, y en eso tiene muchos seguidores, lamentaba, en “Conflictos y Armonías” que en 1.806 no nos hubiéramos dejado dominar por los ingleses, de haber sido así “se habría anticipado, bajo el dominio británico, en cincuenta años los beneficios de la Civilización inglesa.

Es una muestra de un Sarmiento genuino cuando él mismo se reconoce, en su “Facundo” como traidor a su patria por haber apoyado las agresiones de Francia en el bloqueo francés de 1.838 / 1.841,

“Los que cometieron aquel delito de lesa americanismo … los que se echaron en los brazos de La Francia para salvar la Civilización europea … en las orillas del Plata fueron los jóvenes, en una palabra, ¡fuimos nosotros!  Somos traidores a la causa americana, española, absolutista, bárbara. De eso se trata, de ser o no ser salvajes”

Pese a sus orígenes humildes, su concepto de Pueblo es aristocrático y excluyente, según su discurso de 1.866:

 “Cuando decimos pueblo, entendemos los notables, activos, inteligentes: clase gobernante. Somos gentes decentes. Patricios a cuya clase pertenecemos nosotros, pues, no ha de verse en nuestra Cámara de Diputados y Senadores ni gauchos, ni negros, ni pobres. Somos la gente decente, es decir, patriota.”

Dirigiéndose en carta a Mitre, de fecha 24 de septiembre de 1.861, para que impusiera el orden que el propugnaba, le dice:

“Tengo odio a la barbarie popular… La chusma y el pueblo gaucho nos es hostil… Mientras haya un chiripá no habrá ciudadanos, ¿son acaso las masas la única fuente de poder y legitimidad? El poncho, el chiripá y el rancho son de origen salvaje y forman una división entre la ciudad culta y el pueblo, haciendo que los cristianos se degraden. Usted tendrá la gloria de establecer en toda la República el poder de la clase culta aniquilando el levantamiento de las masas.”

Sarmiento, fiel a su proyecto extranjerizante era contrario a todo desenvolvimiento nacional. Argentina debía limitarse a ser proveedor de materias primas, y así lo expuso, como Ministro del Interior de la presidencia de Avellaneda:

“La grandeza del Estado está en la pampa pastora, y en el gran sistema de los ríos navegables.”

“No somos ni industriales ni navegantes, y la Europa nos proveerá por largos años de sus artefactos a cambio de nuestras materias primas.”

Ni que hablar de una Marina Mercante Nacional, (El Nacional 12/02/57 / 07/06/79):

“El día que Buenos Aires vendió su escuadra hizo un acto de inteligencia que la honra. Las costas del sur no valdrán nunca la pena de crear para ellas una Marina. Líbrenos Dios de ello, y guardémonos nosotros de intentarlo”

Sobre nuestras Malvinas, en oportunidad de la ocupación por los ingleses de las islas, en el diario El Progreso, expresa:

“Inglaterra se estaciona en las Malvinas.

Seamos francos, esta invasión es útil a la Civilización y al Progreso”

Esa política era complementaria de la desintegración territorial de la Nación y por ello aquella nefasta frase en su “Facundo” “El mal que aqueja a la Argentina es la extensión” y de allí, tal como lo describe Arturo Jauretche en su “Manual de Zonceras Argentinas” (1.968), no se trataba, al parecer de una estupidez de Sarmiento, sino en realidad era un instrumento de desmembración territorial para el debilitamiento nacional, y por ello su ofrecimiento a Chile para apropiarse de Cuyo y de la Patagonia, que lleva adelante, en ocho extensos artículos, en el diario El Progreso, del 11 al 28 de noviembre de 1.842, tendiente a convencer al gobierno de Chile para que ocupe el Estrecho de Magallanes, así como parte de la Patagonia, reiterado en sus artículos en el diario La Crónica, del 11 de marzo, del 4 de agosto y del 29 de abril de 1.849, y en El Nacional de 19 de julio de 1.878, es así como el gobierno de Santiago el 21 de septiembre de 1.842 se apodera del Estrecho.

“He contribuido con mis escritos aconsejando con tesón al gobierno chileno a dar aquel paso … El gobierno argentino engañado por una falsa gloria, provoca una cuestión ociosa que no merece cambiar dos notas. Para Buenos Aires tal posesión es inútil. Magallanes pertenece a Chile y, quizá, toda la Patagonia … No se me ocurre, después de mis demostraciones, cómo se atreve el gobierno de Buenos Aires a sostener ni mentar siquiera sus derechos. Ni sombra ni pretexto de controversia le queda.”

“La Patagonia austral es una tierra desértica, frígida e inútil. No vale la pena gastar un barril de pólvora en su defensa. ¿Por qué obstinarse en llevar adelante una ocupación nominal?”

Sarmiento fue un claro expositor y representante neto de un proyecto excluyente, portuario, antipopular y extranjerizante, fue al decir de O´Donellvocero, ideólogo y ejecutor” de origen unitario, se transformó en liberal, violento y autoritario.

Sarmiento fue un todo, no solo una parte, profundamente contradictorio, fue a su pesar un bárbaro, fue su propio Facundo, y al decir de Jauretche, fue “un Facundo que agarró pa` los libros

Fue, según el autor citado: “un individuo de un extraordinario talento, uno de nuestros más grandes prosistas y narrador extraordinario

En su literatura es profundamente nacional, y, es tan genuino que él mismo confiesa, en cartas a José María Paz del 22 de diciembre de 1.845 y a M. García del 20 de octubre de 1.868, sus mentiras y exageraciones

“Remito a usted un ejemplar del Facundo … obra improvisada, llena por necesidad de inexactitudes, a designio a veces, no tiene otra importancia que la de ser uno de los medios tocados para ayudar a destruir un gobierno absurdo.”

 “Si miento lo hago como un don de familia, con la naturalidad y la sencillez de la verdad.”


En resumen, Sarmiento es una pasión argentina imbuido de una concepción política colonial, antinacional y dependiente, y según la definición del general Roca, SarmientoAmaba la Patria, pero no a sus compatriotas, amaba la educación, pero no a sus maestros, amaba la humanidad, pero no a sus semejantes”.

Así de contradictorio fue Sarmiento, nuestro ilustre comprovinciano.

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